Que gran quiebre. Que mal verlo sin consuelo a tan pequeña edad. Pero que bien les vino aquél mal trago al rebaño!
Así fue como se escapó uno hacia el muelle de la tranquilidad. Se escapó con algo en los bolsillos y fuego en sus suaves manos. En aquél muelle probó su tóxico aire artesanal, enloqueció su razón y recuperó el aliento. Quizás se le mezclaron las ganas de sumar un "Tick afirmativo" con el momento de mierda.
Comenzaba la hora de volver al corral. La pálida noche se hizo presente. Se abalanzo hacia él y pronto lo dejó sin vista alguna. Un poco fuera del planeta y risueño por semejante oscuridad, se dignó muy lentamente a volver. Debió parar dos veces. No comprendía el camino. Por fin disfruta de la vida, la naturaleza y su perdición.
Poco más de media hora le costó esos empinados 73 metros y el celular que no paraba de sonarle. Se cruzó con aquel desconsolado y ya descansado, poseía una sonrisa. Comenzó entonces a contarle cosas de la vida e intentaba que pase rápido su viaje mental. Le mostró lo que es el buen rock y puso entusiasmo para enseñarle letras hermosas. Ahí están ellos, mírenlos. Los hermanos se han unido dicen y por fin se hizo real.