domingo, 27 de julio de 2014

El maestro

No paro de pensar hace unos dos meses aproximadamente en ella, la vida. Todo me hace sospechar que cada instante que transcurre, mi vida puede dar un giro de 360 grados.

Hace un poco más de un mes se fue una persona que deseaba que sea eterna. El mismo día definía una materia en la universidad, y mientras tenía unas ganas inmensas de llorar, me tenía que mantener en pie para hacer ese examen. Y así, cambiando el chip, fui transitando estos meses. Un instante de cal, segundos de arena y así vivo los días de mis días. Entonces, no dejo de pensar, sacar conclusiones y aunque sea muy joven, me tomo el atrevimiento de arrimarme poco y nada a lo que para mí es la vida.

Sostengo lo de mi juventud, aunque creo tener fuertes argumentos y pruebas para hablar de ella. En unos años, quizás décadas, me encuentre frente a éstas líneas y deba reírme, corregir y hasta borrar todo concepto que tengo ahora. Simplemente me arriesgo a sostener que la vida es el maestro más grande que existe sobre el universo. Los maestros están para enseñar, marcarte los errores y si son crueles, pueden bastardearte sin compasión. Y es que la vida es eso, el maestro más malvado que hay sobre la faz de la tierra. Vinimos aquí para aprender minuto a minuto, segundo a segundo y es lo que hay que afrontar. Nacimos sin saber hablar y con el paso del tiempo aprendimos, al igual que caminar y lo que está bien o mal. Así, con esa base, salimos a la vida para que te cachetee cuando se le ocurra y te diga: “idiota, deja de hacer eso” o ese tipo de cosas. La vida es así, te cruza con personas de mierda y te dice: “escúchame campeón, vos tenes que ser diferente, el distinto, no sigas esos pasos” y también te da a las personas más maravillosas del planeta. No sólo para saber que son una luz en tu camino, sino como una especie de “representantes” en donde a través de ellas, uno aprende de la vida. No todo es tan estricto, pero se asemeja bastante, de hecho, le fascina poner desafíos, y luego de otorgar esas luces en el camino, te las quita en un segundo. Y ahí... volvés a aprender.


No te rindas jamás. La vida está para eso, para enseñar poniendo piedras en el camino. No, no será fácil. Nada es fácil, pero  no te rindas. La vida no tiene compasión, y quizás te ponga de rodillas hasta que aprendas la lección. Muchos no la soportan y bajan los brazos, pero por suerte, como todo es una rueda, la vida me dio una familia la cual me enseño a no hacerlo.  Resistir y avanzar. Saber lo que uno vale y lograr lo que no pueden los cobardes.

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