Hace más de 300 días que no paraba y el desvelo de Domingo
logró tal hazaña. Hace dos días me despedí de mis compañeros de trabajo por vacaciones
y solo uno me quedó por saludar. Soy tan colgado. Va, mi jefe me descolocó con
unas preguntas y me fui ilusionado con un mambo mío. Claro, eso me hizo olvidar
que me quedaba una despedida. No es especial, pero, es la única persona que
aunque me lleve 7 años puedo hablar de cualquier tema, varias horas. Soy tan
colgado.
Ya pisando mi barrio, descolgué y decidí enviarle la
despedida por mensaje. Fue breve, pero me dijo algo tan particular que fue motivo
de mi desvelo, además de larga siesta Dominguera, y de ésta cita. Sin muchos
colores, adornó el saludo con un “Disfruta y desconectate”. Y sí, 300 días que
no paraba, y eso necesitaba.
Es difícil parar, intentar desconectarse. La vida te vuelve auto-exigente,
y cuando más pueda tirar de la soga, lo hará. Que los días sean iguales, las
rutinas de memoria y siempre el mismo ciclo. Eso es no poder parar. Seguir,
tirar, correr, hablar, escuchar, levantarse, correr y un sinfín de actividades
que exigen en cierto momento, desconectarse. Así como un juguete que se queda
sin pilas y se inmoviliza, así estoy ahora. En el silencio de trasnoche, el
celular que por suerte no suena hace más de 1 hora, y si quiero ruido, pongo
muy bajo mi banda de rock favorita.
Es curioso que a casi 4 días de vacacionar con mis amigos,
estando cuasi eufórico, hable de desconexión. Nada es eterno, ésto no es la excepción.
Unas horas, quizás dos o tres días, nada más. Desconectarse del mundo y vivir
la tranquilidad que durará apenas un lapso muy corto. Tan corto, que luego,
quedarán 300 días y un poco más de pura actividad. La vida misma. La exigencia
para triunfar o simplemente sobrevivir.
Me desconecté, escribí y viví. Así, pretendo recargarme.
Vienen 300 días y en ellos, una semana que promete ser agitada. No desespero,
todo llega en cuestión de segundos. Porque así vivimos, en segundos. Vivimos
conectados y nunca vemos la aguja lenta del reloj. Siempre es por porciones y
en una cantidad rejuntas de horas. Todo llegará rápido, porque así vivimos, a
mil quinientos. No, me desconecté y que llegue todo lento, que pase lento y así
vivir… mucho mejor.
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